jueves, 4 de diciembre de 2008

Dinero


Ya soy demasiado mayor como para no darme cuenta de problemas que antes pertenecían a los adultos.
En este último mes he salido del cascaron no porque yo haya decidido romperlo, si no que sin previo aviso alguien ha decidido demoler mi pequeña guarida. Vinieron con apisonadoras, palas, explosivos y con unos odiosos cascos verdes que se me quedaron grabados en la retina y no hay manera de borrar los destellos que aun se reflejan en las paredes de mi casa.
Esta vez no me duelen las manos del frio del lago ni de intentar tallar un trozo de madera y llamarlo silla. Me duelen las manos y me tiemblan de miedo como lo hacen los muslos flácidos cuando entran en aguas con corriente.
Porque me dolerán tanto la cabeza y todas las extremidades? No paro de hacerme la misma pregunta, que tienen que ver los cascos verdes con mis pies?
Agacho la mirada y me sorprendo viendo unos pies amarillentos con restos de pintauñas rosas atornillados al suelo de esta casa. Si estiro el pie me duele más, primer intento. Si me quedo aquí seguro que me encuentran y ya no solo serán los pies, la violación es la manera más sencilla de hacerse con cualquiera y más conmigo, segundo intento.
No sé qué hacer, seguramente optare por la opción mas sencilla, es decir, quedarme con los pies en el suelo, por si se me ocurre volar.


Vamos a desaparecer durante un tiempo...
recomendaciones del medico

No hay comentarios: