martes, 16 de diciembre de 2008

Algo de autodestruccion y una pizca de placer.


Observo la ciudad como una vulgar turista que acaba de despertar en un hotel de dos estrellas con restos de semen en la colcha; Esperando encontrar una cara simpatica entre el rio de gente para preguntar donde esta la maldita parada del autobus.
Epoca de cambios, se saborea en el ambiente.
Dentro de unos años me sonreire al recordar esto, porque no puedo decir que no sea duro, porque si lo es, pero por primera vez respiro tranquila al pensar en los mios.
Habitar en un piso con cuatro personas que ha vivido en estos ultimos años mas que yo en toda mi vida, caracteres totalmente diferentes al mio y con un diferencia de edad abismal.
Pero aunque heche de menos a los mios, a Otto, sonrio al ver llegar al puto autobus.
La vida deberia tener una banda sonora.


Situaciones aviares...

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