lunes, 27 de octubre de 2008

One way, One ticket




Y se debía sentar en ese banco frío de mármol hasta que le ordenaran abandonarlo. No era un mal sitio, en un principio parecía cómodo y además, daba la impresión de que por allí pasaba mucha gente y seguro que siempre habría alguien con quien conversar.
Fue fácil al principio, mas de las personas que se puede esperar acababan sentadas al lado de la chiquilla (siempre me gusto esa palabra, llámame chiquilla…) aunque fuese en la otra punta de banco, marcando distancias; pero era divertido observar, cada vez era mucho mas divertido hacer un análisis de porque preferían ese lado que cerca de otra persona, desconocida pero otra persona.
Los días se hacen eternos cuando todo marcha como debería, así que no se sabe si por el ciclo de la vida todo empezó a marchar sin mayor preocupación. El tiempo seguía acompañando, la gente era la misma, y entonces de un día para otro el banco empezó a hacerse más pequeño; Al principio no se había dado cuenta, pero cuando una tarde al intentar estirarse para echar una cabezadita vio que sus grandes pies caían por el extremo de su improvisada cama.
A fuerza de pasar días había medido mas de una vez la longitud de su espacio, 9 palmos había sido la solución, 9 palmos…
Así que estiró su pequeña mano de unas rojas y mal comidas y empezó a medir por el lado derecho. Uno, dos, tres…así hasta Siete.
Siete? Cómo que siete?
Y volvió a repetir la misma operación.
Siete.
No le dio importancia, tampoco esta vez, y decidió dormir acurrucada.
Despertó ya de noche, con la luz de las farolas alumbrándole la cara y las piernas colgándole desde las rodillas.
La posición causada por la desaparición de otros ni se sabe de palmos le había producido un dolor enorme en las piernas. En el fondo era normal, hacia mucho que no salía de ese mínimo espacio y sus piernas, ya se había dado cuenta, desde hacia un tiempo estaban empezando a engarrotarse.
Cada vez que dormía el banco menguaba?
No era justo, no, no lo era, pero parecía que era eso lo que ocurría.
Y así pasaban los días, perdón, las noches.
Dormir sentada o no dormir, a veces era más fácil la segunda opción que la primera.
Ya nadie podía pararse a descansar las piernas a su lado, ya no habían conversaciones de horas o análisis de 10 minutos. La compañía se termino, no eran personas las que caminaban por esa avenida, se habían convertido en gente que iba de un sitio a otro pendientes de el bolso, de la chaqueta o del móvil.
Todos tenían prisa.
Y era ahora cuando la chiquilla empezó a esperar a que la misma mujer que le había ordenado su estancia allí apareciera y le quitase el castigo…
Y sigue sin llegar,
no viene...no viene...

domingo, 19 de octubre de 2008

Tu calle esta oscura


-Estas depierto?
-No, estas borracha
-Estoy durmiendo acurrucada en una de las esquinas de la burbuja que me he fabricado alrededor de este cuerpo que dicen que es mio.

Arrepentirme.
Dejarlo pasar.
Soñar.
-Dejame dormir…que estas borracha.


(…)


-Hay que hacer algo, lo sabes niña? Hay que escapar, crees que aun tenemos tiempo?
-Aun seguimos con eso? No te has cansado ya de la misma historia?Estaré borracha pero no quiero mierda ahora.
-Te puedo hacer una pregunta…?Crees en algo?
-No, ni siquiera en mi misma.Y tampoco me apetece hacerlo.
-Mientes.
-Callate y dejame dormir.
-Segura?
-Sí...
-Pues Buenas Noches.


Cagona...