miércoles, 19 de octubre de 2011

La fragilidad de la vejez



Llevo tantos meses callada que ahora no se por donde empezar.
Duele mas que cualquier patada en el estomago el ver como tu padre despues de haber trabajado como un hijoputa no puede ahora, ya jubilado, moverse casi del sillon ni para abrir la puerta.
Duele tanto que me escuecen los pies; de vez en cuando, me siento a su lado y sin que el se de cuenta, le pongo las manos en la espalda y me concentro en esa columna que casi no es columna sino cuatro vertebras mal amontonadas intentando volverla  apilar.
Pero no se si es porque es medicamente imposible o porque no se hacerlo bien porque no sirve de nada.Lo intento , de verdad, lo intento siempre y lo unico que consigo es dormir con la mandibula tan apretada que el cafe que por las mañanas me despierta se ha convertido en un habito molesto que en breve desaparecera.
Mientras esto ocurre, focalizo mis fuerzas en emborrachar al destino , jugar  con un poco de ventaja, porque mi pa ya jugo hace tiempo y no supo engañarle.
(Los adoro tanto que acorto sus nombres para que esas cinco letras no me separen mas de ellos)
Maldita mala suerte,maldita partida.
Pa, porque no me llamaste para intentar mirarle las cartas,para regalarte un as o simplemente cogerte de la mano cuando viste que no podia ser de otro modo?
Ya nada es mas importante que tu, debes saberlo.
Lo mas importante, lo unico por lo que no puedo moverme.
Mi pa no puede y debe ser mentira, mi pa siempre ha podido,SIEMPRE y esta vez tambien podra, joder.

Dime cosas, 
bonitas o feas,
 pero cosas...